CRISIS COMO OPORTUNIDAD DE ÉXITO

Crisis. Esta es una de las palabras que más hemos escuchado en los últimos años. Crisis económica, crisis sanitaria o incluso crisis en nuestro trabajo. Muchas veces esta palabra nos asusta, porque en numerosas ocasiones no nos enseñan cómo abordarla. Podemos pensar que las crisis son complejas y caóticas, no tienen solución o que recuperarnos de una es complicado. Sin embargo, las crisis son una gran oportunidad para aprender y poder gestionarlas mejor en un futuro. Es por esto, que debemos aprender cómo gestionarlas ya que nos enfrentaremos a muchas crisis a lo largo de nuestra vida.

Para gestionar una crisis es importante tener en cuenta a aquellos que nos rodean. Y, posiblemente, en un futuro tengamos que gestionar crisis como líderes de un equipo. Para ello deberemos ser capaces de responder con rapidez, comunicarnos pronto y con mucha frecuencia, conectar con nuestro equipo a través de la compasión y poder recuperarnos y reactivarnos.

Responder con rapidez a una crisis puede evitarnos que se convierta en un problema mayor, pero a veces por experiencias pasadas, por no querer ser los primeros en actuar o esperar a que mejore por sí sola la situación, no somos capaces de gestionar con rapidez la crisis. Dejando de actuar estaremos cometiendo un gran error, ya que lo que deberíamos ser capaces es de detectar lo que está ocurriendo, trabajar en equipo para mejorarlo y finalmente monitorear de nuevo el trabajo que estamos haciendo.

Todo esto está relacionado con la comunicación que tengamos con nuestro equipo. La gestión de una crisis dependerá también de cómo de capaces seamos de tomar la iniciativa con nuestro equipo y ayudarles a resolver las preocupaciones que puedan tener cuando se enfrentan a una crisis. En estos casos debemos ser claros, específicos y directos para poder ser lo más transparente posible con nuestro equipo. Sin embargo, en muchas ocasiones tendremos que dar noticias difíciles y deberemos evitar:

– Endulzar la situación: es mejor explicar la realidad del riesgo, asegurándonos que todo el equipo lo entiende.

– Usar chivo expiatorio: evitar crear conflictos dentro del equipo ya que lo importante en una crisis es trabajar todos juntos.

– Dar respuesta a todo: en muchas ocasiones no tendremos respuesta para todas las dudas de nuestro equipo. En estos casos en mejor ser sinceros y comprometernos a dar información tan pronto como podamos.

– Prometer demasiado: no existen soluciones rápidas. Debemos tener claro con qué recursos contamos, pero también cuáles son los desafíos.

Con todo esto podremos mantener al equipo unido, un punto clave para salir reforzados de una crisis. Mantener al equipo conectado a través de reuniones periódicas, planificación y reflexiones conjuntas pueden ayudarnos también.

Finalmente, es importante que después de superar una crisis seamos capaces de ayudar a que nuestro equipo se recupere y pueda sanar. Esto es especialmente necesario cuando dentro de un equipo se han producido ciertos cambios que pueden perjudicar a algunas personas.

Sanar requiere tiempo, pero es extremadamente importante dar tiempo a este proceso para conseguir que sean una oportunidad de aprender y que nos permitan saber cómo gestionarlas en un futuro.

Deja un comentario